Son semanas de calma para el sector lechero. Tiempos electorales en Santa Fe, anuncios de ayudas nacionales que no terminan de estar claros, sobre todo en cuanto a la fecha de cobro, reorganización entre los tamberos autoconvocados, precios estables a pesar de la inflación, consumo medido y calor que sigue secando los lotes, son parte del panorama.
Los productores están cansados y sólo esperan. Los más chicos no saben cuándo van a cobrar los 30 centavos por litro que dipuso la Nación para los que suman hasta 2.900 litros diarios y ese plazo puede ser la clave para que los reclamos más sentidos vuelvan.
En la Provincia no hubo nueva convocatoria a la Mesa Lechera generada por las urgencias del inicio de año, entre precios e inundaciones, en el Ministerio de la Producción y parece que todo se extiende hasta mayo, sin demasiados cambios.
Es dable recordar que Ider Peretti, el gran defensor «ruralista» de la gestión kirchnerista, se encamina a otro de sus eventos. Además de la MIL, muestra extraordinaria sobre todo en presupuesto, comparada con las del resto de la región, tendrá desde el próximo miércoles y hasta el 2 de mayo una novedosa propuesta en su bastión, la Sociedad Rural de Morteros, pegadita al Centro de Genética Néstor Kirchner del cual no se conocen resultados.
Peretti, que se presenta como titular de la CGE, estará con su esposa, Daniela Borgogno, la actual presidente de la institución cordobesa, como anfitriones de la Primera Feria Lechera de las Américas. Prometen más de 600 hembras Holando en exposición; con la presencia de las cabañas más importantes de Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Buenos Aires y La Pampa y los mejores tambos de Morteros y su zona de influencia en Córdoba, Santa Fe y Santiago del Estero, con Paul Trapps, calificado número uno del ranking mundial de jurados de Holando en 2014, como parte del evento. Seguramente no faltarán funcionarios nacionales y la promoción de estrategias que no exhibirán resultados.
El inicio del otoño no es común con estas temperaturas, todos están muy enfocados en la trilla gruesa, con rendimientos superlativos, en cuanto se aguardaba por la campaña y puede que esos resultados sean los que están calmando los ánimos de los tamberos que quizá vuelvan en pleno invierno al humor de hace un año atrás, cuando le reclamaban a la Nación las respuestas que aún no dio, aunque la cucharada de miel de las visitas recientes parezcan hacer olvidar las tareas pendientes.
Queda también ahí rondando el planteo del Centro de la Industria Lechera, para modificar la idea de la liquidación única que podría dejar en inferioridad de condiciones de cobro a la mayoría de los productores si no se ajustan los parámetros de pago por bonificaciones, para que no se deprecie tanto la leche promedio.
Pero todos son susurros, porque la Nación no tiene la intención de debatir cuestiones aquietadas, los precios cuidados siguen paralizando las ganancias en los productos incluidos, pero la inflación permite recuperar la pérdida en todos los otros de la cartera láctea y así se pretenden pasar los meses, dando, al menos hasta agosto u octubre, un oxígeno artificial a una actividad asfixiada desde hace años.
Claro que sigue habiendo ocasionales remates de tambos, que al no ser en estampida quedan en el intento de mover la aguja de la toma de decisiones drásticas y mientras la cosa siga así, sin demasiados sobresaltos, se conseguirá el objetivo de dejar pasar un cúmulo de años muy complejos e incluso una gestión oficial en extremo pobre desde 2009, que no pudo cambiar el sentido de la lechería y mucho menos incrementar la producción y el proceso lácteo, como quizá una subsecretaría podría haber pretendido.
De brazos cruzados sigue el tambero, entre amaneceres que lo lleven hacia mediados de diciembre, cuando en concreto se tenga una somera idea de lo que sucederá políticamente en el sector y con esos calores de verano se pueda empezar a vislumbrar lo que ocurrirá en un nuevo año de oportunidades.
Por Elida Thiery –
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