Argentina: Carne y #lácteos, primeras bajas por la suba de precios

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Ocho de cada 10 hogares cordobeses cambiaron el consumo alimentario. Los más afectados son los que cobran menos de siete mil pesos. Seis de cada 10 comen menos carne vacuna.
Las conclusiones de una encuesta realizada por la Defensoría del Pueblo de la Provincia coinciden con lo que se puede observar a simple vista: el alza de precios ha restringido la capacidad adquisitiva de los cordobeses, al punto que ocho de cada 10 hogares debieron cambiar sus costumbres alimentarias. Como ya es histórico en Argentina, el mayor impacto se nota en la carne vacuna: un 67 por ciento consume menos o mucho menos.
A cierta distancia vienen los lácteos (la baja llega al 40 por ciento) y, en un distante tercer lugar, las frutas y verduras (14 por ciento).
Los más afectados son los individuos y grupos familiares con ingresos menores a 3.500 y 7.000 pesos. En el primer caso, muchos encuestados no pudieron o no quisieron dar respuesta a la pregunta “en qué o cómo modificó su costumbre alimentaria”.
La Defensoría infiere que “una parte de la población directamente está dejando de consumir ciertos alimentos”. En esa línea de pobreza, un alto porcentaje se ha pasado a los tés (50 por ciento), las harinas (21 por ciento) y los fiambres económicos (15 por ciento).
El impacto simbólico de los alimentos que perdemos
El impacto en el estado nutricional, entonces, dependerá de dos factores: el tiempo en el cual la restricción al acceso a estos alimentos se mantenga y la vulnerabilidad de las personas afectadas (su situación nutricional previa, etapa del ciclo vital que atraviesen, etcétera).
El informe muestra una de las preocupaciones de los licenciados en Nutrición. Esto es, la implicancia de los cambios en las dietas cotidianas de las personas, producto de fluctuaciones y dificultades en el acceso continuo y estable a los alimentos de buena calidad nutricional y culturalmente aceptables.
Desde el análisis nutricional, los cambios que muestra el informe son coincidentes con los que se dan cada vez que la capacidad adquisitiva de la población se ve afectada.
El impacto en el estado nutricional, entonces, dependerá de dos factores: el tiempo en el cual la restricción al acceso a estos alimentos se mantenga y la vulnerabilidad de las personas afectadas (su situación nutricional previa, etapa del ciclo vital que atraviesen, etcétera).
Pero es importante otro aspecto que muchas veces pasa inadvertido. Cambiar un hábito de consumo afecta no sólo la dimensión física de las personas, sino también aspectos que hacen al valor simbólico que los alimentos tienen para cada uno de nosotros.
www.lavoz.com.ar

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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