Las exportaciones de Productos, Subproductos y Derivados de Origen Animal con destino al país euroasiático aumentaron casi 40% en 2014 con respecto al 2013, y se ubicó así en el cuarto país con mayor incidencia en dicho rubro.
Tal como informó el Senasa, Rusia fue en 2014 el primer comprador de la Argentina en los siguientes rubros: carnes bovinas y sus derivados, quesos, carne de equino y mandarinas; también es el segundo importador de maní, peras y manzanas de nuestro país; el tercer destino de los limones y las uvas; el cuarto en materia avícola y sus derivados, y arvejas; y esta dentro de los diez países que más demandan pescados y sus derivados, naranjas, y lácteos.
Ante la destacada incidencia que Rusia tiene en nuestro comercio de agroalimentos, Infocampo conversó con Marcelo Elizondo, Director General de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI), para saber si esta situación es causal o casual y si se puede sostener en el futuro, a lo que el analista respondió: «lo que vemos acá es una situación coyuntural, pero no creo que sea estructural, y si la Argentina no aprovecha aún más este socio comercial, es por un problema de oferta y no de demanda».
«Se puede decir que son dos países complementarios hoy en día, donde el propio Putín manifestó que abriría las puertas a los productos chilenos, brasileños, y especialmente a los argentinos», continúo Elizondo, haciendo referencia a la decisión política del primer mandatario ruso, tras las sanciones comerciales aplicadas por la Unión Europea y Estados Unidos, que llevaron al país ruso a no exportar materia prima desde ese grupo de países.
El analista manifestó además que «en materia comercial, hay mucho potencial de desarrollo y futuro para aprovechar», pero también advirtió que «la inserción nuestra al mercado ruso debe de ser una cuestión estructural, y no solo por consecuencia del contexto internacional».
«Si la Argentina no aprovecha a venderle más a Rusia o a India, es pura y exclusivamente por un problema macroeconómico nuestro. Y si vos no ofreces más o no producís más, no podes pretender vender más», sintetizó el director de DNI.
En cuanto a la devaluación del Rublo (moneda rusa), el especialista explicó que «hoy, los efectos de esa depreciación monetaria genera que cada producto o alimento nuestro, a ellos les cueste casi un tercio más. Frente a eso la Argentina no puede hacer nada. Por ello, que a Rusia le vaya mal o este aislado del mundo no nos favorece. Todos los vínculos internacionales se sostienen en el largo plazo cuando los dos países están comercial y económicamente ‘bien’ a nivel mundial».
Pero además aclaró que «las relaciones bilaterales ya no se sostienen únicamente por las exportaciones y las importaciones. El comercio es solo un capítulo del extenso libro. Hoy se necesita inversión, tanto de sus empresas en nuestro país, como al revés. Y no solo participar en las dos ferias que el país realiza en febrero y octubre, sino transformarnos en reales proveedores de sus empresas más importantes».
Pensando en los pasos que debería de seguir la Argentina para poder estrechar más fuertemente los lazos bilaterales con el país euroasiático, Elizondo dijo que «por un lado, deberíamos generar condiciones macroeconómicas puertas adentro que fomenten una inversión, producción y oferta exportable mucho mayor. Con simplicidad para vender al exterior argumentada en una política tributaria, cambiaría y financiera, previsible y sin aleatoriedad».
«Y por otro lado, ir adoptando las normas y standards de calidad y sanidad que el país pretende. Tanto para las empresas como para el país, reunir todas las condiciones necesarias para poder exportar a cualquier lugar del mundo es algo indispensable. el objetivo debería ser que las certificaciones se hagan de tal modo que sean casi automáticas», concluyó el analista de negocios internacionales.
Por Facundo Mesquida
