#Argentina: «Argentina Potencia»¿Es el máximo objetivo al que podemos aspirar?

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Hemos escuchado recientemente como, desde el ámbito político, se ha presentado la situación de la producción lechera en Argentina como francamente floreciente.Para apoyar éste concepto se comparan los números de la producción lechera del año 1999: 10.328millones de litros contra la producción del pasado año 2012, 10.982 millones de litros (fuente Minagri). Efectivamente estos números muestran para el período analizado de 13 años, un incremento del 0.06%.
Para poder dimensionar este crecimiento en su justa medida, analicemos que ha sucedido en la actividad en otros países de la región, para el mismo período.
Veamos el cuadro. Evidentemente se concluye a partir de estos datos que nuestro país ocupa el último lugar cómodo, en lo que respecta al crecimiento de la actividad.
Paradójicamente esta situación se da en un país evaluado, de acuerdo a la IFCN (International Farm Comparison Network), como uno de los pocos a nivel mundial con mayor potencial para el crecimiento de la producción lechera.
Ante la evidencia de esta explosión de la actividad en la región, no podemos dejar de lamentar la enorme oportunidad perdida que se traduce en:
– Miles de puestos de trabajo menos en toda la cadena de producción láctea y sus proveedores, con la inevitable consecuencia de las migraciones internas hacia centros urbanos cada vez más empobrecidos.
-Posibilidades de inversiones de capital perdidas para dar impulso a una actividad económica con un potencial de crecimiento único en el mundo, como ya se ha mencionado.
– Divisas que no ingresan al país por la pérdida de exportaciones a precios internacionales actualmente muy convenientes que, lamentablemente, como en tantas ocasiones anteriores, no podemos aprovechar. No tenemos necesidad de una «Ley de lechería» que fomente nuestra actividad, ni de subsidios engañosos que busquen emparchar de mala manera fallas estructurales de nuestro sistema productivo. Necesitamos que se eliminen las múltiples y complejas distorsiones impositivas, directas e indirectas; que se simplifiquen los procedimientos burocráticos y se eliminen las autorizaciones discrecionales; que se facilite el acceso a créditos de inversión y la gestión de importaciones de maquinarias e insumos para la actividad.
Simplemente requerimos que nos dejen producir, tarea que sí sabemos llevar adelante y en la que nos encontramos conscientemente comprometidos.
Por Santiago Padilla Quirno
Editorial de La Voz de Mar y Sierras

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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