Apymel y la visión sobre una cadena neurótica

El titular del nucleamiento empresario que representa a unas 500 Pymes lácteas del país estuvo en Paraná y mantuvo un largo diálogo con DOS FLORINES.
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Exceptuando a la pata de la comercialización que le escapa a mesas y reuniones, el resto de los eslabones de la cadena láctea muestra desde hace años síntomas de un agotamiento productivo y financiero que se convierte en una amenaza real de implosión en medio de crisis sucesivas. Los indicadores reales hablan de desaparición de tambos, caída de usinas lácteas, serios problemas en las grandes empresas que en cualquier momento se convierten en tapa de los diarios por el impacto social de su concurso preventivo, quiebra o fusión.
En una perinola repetida, todos lloran. Y, en rigor, sus argumentos son atendibles. En este caso fue el titular de Apymel (Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas), Pablo Villano, quien describió sesuda y profundamente, los avatares de su sector que vive un escenario externo complejo, rentabilidad negativa y un mercado interno que aún no reacciona. Habló con DOS FLORINES en el Hotel Howard Jhonson Mayorazgo acerca de los costos internos, las cargas laborales y las asimetrías que se presentan con las grandes empresas que también expresan dificultades.
Hombre de amplia carrera en el sector, comenzó a trabajar como consultor ni bien se recibió de ingeniero agrónomo en Buenos Aires, y luego de varias experiencias productivas recaló como responsable técnico de las industrias más chicas de la Argentina. Remite a la necesaria institucionalidad del sector, pero también en la opción de generar una plataforma de negocios para ganar mercados externos que permitan liberar stocks para sostener precios internos para el tambero y la industria.
– ¿Cómo analizan los 16 meses de Macri?
– Lo vemos con el consumo bajando. Tuvimos dentro de nuestro sector la suerte-desgracia de las inundaciones del otoño de 2016 y las de este verano. Si la producción de leche hubiese sido normal con el consumo cayendo, el precio se hubiese desplomado y hubiese sido terrible.
No hubiésemos podido recuperar el precio al productor.
– Cuál es la rentabilidad real del sector hoy por hoy?
– Si nosotros tuviéramos que ser realistas decimos que el empresario Pyme del sector lácteo está tapando agujeros. Nos llaman nuestros socios para decirnos que no pudieron pagar tal o cual impuesto. Hoy no tenemos rentabilidad. Toda la recuperación de precios que tuvimos en 2016 a raíz de la disminución de la producción se la tuvimos que pasar todo al tambero. Hay que pensar que pasaron de cobrar 2,50 pesos el litro en otoño de 2016 a los 5 pesos o más de hoy. Nuestra realidad en la cadena es que si nosotros, como industria, no estamos en el 30 % del precio final estamos fritos y hoy podemos asegurar que estamos en el 24 % de participación. Como verá es rentabilidad negativa. La producción recuperó porque estaba muy caída y ahora llega al 27 %. Es decir que estamos por debajo de la producción y el comercio. Y el Estado, sin poner en juego nada, está con un 16 % con los impuestos. El comercio con una estructura pero sin riesgos comerciales ni productivos, está en un 30 %. El tambo es sacrificado y necesita esa rentabilidad, a eso lo entendemos, pero nadie se acuerda de las industrias del interior.
ASIMETRÍAS.
– ¿Qué hay que hacer para que haya una simetría en la cadena?
– De parte nuestra necesitamos que disminuya la presión tributaria. Son demasiados los impuestos que hay. Hay más de 60 entre impuestos, nacionales y provinciales y tasas. Hay que ver el tema del IVA. Porque el cereal (del cual se hace el pan) y la carne tienen el 10,5 % de IVA, pero la leche es el 21 % y está considerado junto con los otros dos en la base de la pirámide alimenticia. Hay que corregir esto. No es sólo un impuesto que se traslada. Nosotros queremos igualdad de condiciones con los otros dos.
– Pero es un impuesto que se traslada dentro de la cadena, aunque termina impactando sobre el precio final.
– Sí, pero hay países que lo tienen en el 10 %, como Francia y Chile. Otra cosa es la tecnificación de la empresa. Y allí entran los servicios, porque no significa lo mismo para una empresa que está tecnificada y automatizada que tiene, por ejemplo, 5 mil litros por empleado que nosotros que tenemos menos de 800 empleados. Tenemos mucha menos tecnificación y por consiguiente mucho más gastos de mano de obra. Y ahí en la mano de obra entramos con otro tema sensible: el costo de mano de obra. Y ojo que no es sólo el salario. Porque en ese punto por nuestra sensibilidad y por mérito del sindicato tiene el sector uno de los salarios más altos de los trabajadores.
– ¿Cuál es el básico de un trabajador de la industria láctea?
– El básico anda por los 20 mil pesos, y un promedio lo podemos ubicar en 32 mil pesos y con los cargas y costos hay que ponerlo arriba de los 50 mil pesos. Esto es el salario. Pero también está la obra social, el sindicato, el 6,5 % del básico de la categoría A que compone un fondo solidario (una especie de reserva). En 2009 las grandes empresas se ponen de acuerdo con el sindicato –homologado por el Ministerio de Trabajo–, Apymel no formaba parte de la paritaria, y firman un 18 % del básico categoría B. Eso son 3.600 pesos por mes más por empleado. Una locura total. Eso era porque la obra social estaba desfinanciada y los números estaban escapados. Hoy el sindicado auspicia en las camisetas de fútbol de primera división y las empresas están quebradas con una transferencia millonaria de las Pymes, en anuencia con las grandes que hoy se quejan de que no pueden pagarlo, hacia el sindicato. Nosotros en su momento no pudimos pagarlo porque teníamos que cerrar y preferimos seguir con la actividad, mantener los puestos de trabajo y la vida de muchos pueblos que viven de la industria láctea. Se generó una gran deuda. Nuestras actividades están en los pueblos del interior, y si nosotros desaparecemos, la leche la va a tomar en otras condiciones una gran empresa, pero el empleo no lo va a aportar esa gran empresa. El pueblo ese se queda sin actividad comercial.
– ¿Cuántas Pymes hay en el interior?
– Nosotros representamos a todas, unas 500 que hay en el país, y tenemos unas 200 asociadas. Nosotros enfrentamos hoy por hoy al Ministerio de Trabajo y al gremio (Atilra) porque no le firmamos la paritaria porque no lo podíamos pagar. En el Centro de Industria Lechera, entre medianas y grandes hay unas 28 empresas, con muchas dificultades y hoy SanCor dice que no puede pagar ni los impuestos ni los servicios.
COYUNTURA.
– Se produjo una concentración de tambos, caen usinas, pero la producción se mantiene en los últimos años. ¿Qué hay que hacer para salir del estancamiento de los 10/11 mil millones de litros?
– Hay que consolidar esos 10 mil u 11 millones de litros, porque hay un consumo de 8 mil millones de litros, y hay un excedente de un 10% (2 mil millones) que hay que colocar con la exportación. Siempre el tambero nos reclamó que su única variable de ajuste eran ellos, y cuando hay un sobrante de leche y no se puede colocar en el exterior se caía el precio del litro en el tambo. Hace cinco años hicimos una plataforma de exportación desde Apymel donde ahora hay 25 (antes eran sólo cinco) empresas habilitadas para exportar que tienen la contención y el servicio para vender el producto afuera. Participan en ferias, los estimulamos, vamos a las fábricas y verificamos procesos y trámites, etc. Hay pocos mercados que se abren, porque los países árabes recién se están recuperando con el precio del petróleo y ellos son los que nos compran.
– El precio está en 3.500 dólares la tonelada. ¿Alcanza con ese piso?
– Está rondando los 3.400. No es mal precio, el problema nuestro son los costos. No somos competitivos, pero no sólo en nuestro sector, en cualquier otro. Para ser exportador hay que mejorar los costos internos.
– ¿Qué tipo de costos?
– Dentro del laboral, hay costos que hay que revisar sin afectar al salario. El costo de la ART, la industria del juicio, las cargas sociales. Además de ese costo hay que ver el costo de los servicios, la pesada carga tributaria que la Pyme debe tener un tratamiento especial si es política de Estado –todos los gobiernos, incluido éste, lo declaman– proteger a estas empresas. Es una realidad. Somos la economía regional más grande.
– La Ley Pyme tiene algunos beneficios…
– Sí, ahora se está instrumentando, y debemos actuar en la instrumentación de la ley para obtener esos beneficios. Una cosa es que la ley se vote en el Congreso, pero ahora hay que estar en la instrumentación.
– Tiene problemas la Pyme, tiene problemas el tambero, tienen problemas las grandes empresas. ¿Es viable hoy el sector lácteo?
– En este momento puntual se juntan varias cosas para conformar este combo con una crisis mundial del sector lechero. No es sólo en Argentina que el sector está en crisis. Te voy a dar un dato de Europa, que salió a licitar, a vender, el stock de leche en polvo que tiene para comercializar y se habla de unas 500 mil toneladas. La ofertó y no tuvo un solo interesado. No hubo ofertas. No es una cuestión de este país. Con ese panorama internacional es complejo. El único país que tiene necesidad de comprar porque es deficiente en producción es Brasil, tiene una crisis macroeconómica igual o peor que la nuestra. Con esa crisis, con un mercado interno deprimido, yo me pregunto: ¿es lógico que las grandes empresas hayan firmado un acuerdo con el sindicato?
DEFINICIONES.
– ¿Y por eso no aprueban la actual paritaria?
– Esta paritaria nosotros nos negamos a firmarla porque al acordaron las grandes empresas –que ahora dicen que no pueden pagar– y el gremio y tenemos tres grandes motivos para no hacerlo: uno estructural –esto que decimos que como Pymes estamos acosados por costos e impuestos abrumadores–; una coyuntural –lo que hablamos de la situación mundial de la leche y su impacto en las industrias a lo que se suma la depresión del mercado interno–; y la otra jurídica, porque mencionan dentro de la paritaria el aporte (18 %) y Apymel lo niega a ese aporte y no vamos a firmar ninguna paritaria que hable de ese aporte. Esas tres causas la teníamos en un escrito para volcarlas en el acta paritaria y el Ministerio de Trabajo de la Nación se negó a que pudiéramos incluirla. Nos dejó de turno después que firmaron todo y lo pusimos por escrito. Por eso es que recusamos al Ministerio y pedimos la nulidad y todavía no se homologó esta paritaria 2016-2017.
– En suma, ¿cuál sería el aumento de esta paritaria que ustedes se niegan a firmar?
– Nosotros teníamos 23 % en el primer semestre, y ahora iban por el 17 %. En total 40 % anual. Nosotros para este segundo semestre habíamos ofertado el 11 %, y un agregado no remunerativo de 1.000 pesos en enero y 1.000 pesos en febrero. Las grandes empresas aprobaron además del 40 % anual, 3.000 pesos en febrero. Es decir que nos diferenciaban 6 puntos, y para nosotros ya era un sacrificio extremo llegar al 34 %.
– Si se homologa, no hay tutía…
– Nosotros somos muy respetuosos de la ley, como pasó otras veces. Pero apostamos a que el Ministerio entre en razones y piense en los más perjudicados. Las Pymes se vienen ajustando y no se han desprendido de personal. En cualquier otro rubro es la primera variable que se toca.
EL DATO
25 MIL TRABAJADORES posee el sector lácteo en la Argentina, de los cuales las grandes empresas concentran el 70 % y las Pymes el 30 % restante. En 2016 cerraron unos 300 tambos y desparecieron unas 20 Pymes.
Gustavo Sánchez Romero
sanchezromero@arnet.com.ar
http://www.eldiario.com.ar/suplementos/dosflorines/apymel-y-la-visioacuten-sobre-una-cadena-neuroacutetica.htm

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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