Crisis sectorial y añadido de lluvias siguen dando un resultado muy preocupante para todo el sector lechero.
Por Elida Thiery
Especial para Lechería Latina
Asumir con la urgencia, seguir en ella y encima recibir las inundaciones, ese es el esquema reinante en la lechería argentina, en su relación directa con el Gobierno Nacional.
Lechería Latina estuvo en el INTA Oliveros, el miércoles pasado, cuando en la Jornada Nacional de Malezas, más de dos mil personas vieron y escucharon a la plana mayor de Agroindustria. Claro que más allá de los yuyos, nos interesaba conocer las evaluaciones vinculadas a la lechería y fue así que en un diálogo muy ameno con el secretario de Agricultura, Ricardo Negri, le pedimos sus expresiones del caso.
“Estamos de acuerdo con la política lechera, porque la hacemos nosotros”, enunció en un comienzo el funcionario, responsable directo de la Subsecretaría en cuestión. “Lo que no nos salió como nosotros pensábamos es el tema climático, esperábamos un otoño lluvioso, pero no de esta magnitud. Claramente no esperábamos esto que nos terminó de complicar parte del camino que sabíamos que no se podían dar de un día para el otro, sabiendo que tenemos que estabilizar los costos, ayudar a los productores a compensar los cambios que estamos generando, después transparentar los mercados y en ese proceso estábamos, bastante bien y empezó a llover, con lo cual nos terminó de empiojar el panorama y ahora tenemos que hacer cosas distintas”. Hasta acá podemos discrepar porque en definitiva las promesas al viento de cuatro pesos para abril, sólo llegarán en algunos casos por las inundaciones, no por efecto de definiciones o resultantes de la cadena, lo cual habla de irregularidades en cuanto a la responsabilidad general del caso. Sumamos también la falta de cumplimiento de la cita obligatoria con la fase comercial que tiene hoy por hoy el dominio absoluto de la renta lechera, con precios exorbitantes en las góndolas y ninguna consecuencia reversa hacia el productor primario, sólo como ejemplos, sin entrar incluso en el tratamiento que hace menos de dos semanas se dio sobre seguros de riesgo sectoriales, para lo cual se contrató un nuevo asesor.
Pero Negri lo mira positivamente al caso, “en 86 días de gestión (a ese momento), ya aumentamos la transparencia con la información pública, ya podemos saber cuánto es el promedio del pago por la leche, por cuántos litros, cómo se paga en cada una de las provincias, con algunas firmamos convenios para un mejor acceso a la información. En ese sentido venimos bien. No nos ayudó la coyuntura de precios, los planes de Gobierno los habíamos hecho con una leche en polvo de un mínimo de 2.800 dólares la tonelada, que era la proyección del año pasado, se sumó el clima y con todo eso las respuestas no son mágicas, pero venimos haciendo lo que pensábamos”, asume y acepta fuera de micrófono algunas intenciones de las que tanto hablan los tamberos entre sí y que a veces no llegan directamente al Gobierno.
Por su parte, Ricardo Buryaile pareció olvidar este sábado en Rafaela -en ocasión de acompañar a recorrer la zona de desastre por inundaciones al presidente, Mauricio Macri- que el miércoles en Oliveros fueron los dirigentes de Meprolsafe los que le insistieron varias veces para que visite las zonas inundadas. A pesar de afirmar a Lechería Latina “a mi nadie me convenció”, aludiendo a que prefiere estar con los productores y no en su despacho, sostuvo que entre martes y jueves regresaría a la zona que espera la homologación nacional de emergencia o desastre, reconociendo que estaría entre tres localidades de Córdoba y Santa Fe, entre las que estaría el único bastión agropecuario kirchnerista, Morteros. Pero lo que vamos a poner de relieve es que si bien había prometido estar de visita con el Subsecretario de Lechería de la Nación, pudimos confirmar por múltiples vías, aunque no se intente explicitar de tal forma oficialmente que Alejandro Sammartino pasará toda la semana hábil en Chile, participando del congreso de la Fepale 2016, pero lo que no sabemos es para contar cuáles son los logros de una gestión que aún no pudo cumplir la totalidad de los objetivos planteados en el acuerdo-marco de enero, mucho más allá de las precipitaciones y mucho más acá de los bajos precios a la producción, que recién ahora subirán por la falta de leche cruda.
En este sentido, hay plantas industriales que tienen capacidades de hasta 1,5 millones de litros de leche diarios, que están trabajando por debajo de los 500 mil y esto es lo que los llevaría a manejar alternativas de traer polvo de otros destinos no nacionales, para hacer inventos poco cualitativos en cuestión de quesos, con combinaciones que sólo grandes especialistas del sector pueden lograr como exitosas.
Al respecto, Buryaile que ya también olvidó aquel anuncio de compra de stocks como la solución a todos los problemas de la lechería, ahora descarta importaciones, mientras la leche sube por ocasión de faltante y aunque el mismo crea que es una situación crítica de unas dos semanas. “Me hablaban las industrias de 70 mil toneladas de leche en polvo que tenían. Siempre puede surgir ese rumor, por 15 días que tengamos baja producción, no nula producción, no podemos pensar en eso”, sostuvo en cuanto a las voluntades de las empresas, cada vez más deterioradas, mucho menos que los tamberos, pero muchas con problemas financieros que las llevan a ponerse en venta, e incluso arriesgan la salud de muchos de sus conductores.
La política lechera sigue sin ser clara, certera, ni correcta. Mirando al final del arcoíris, en medio de la lluvia, se deberá hallar el caldero lleno de monedas de oro figuradas, siempre y cuando se recorra el camino de las buenas decisiones y se alejen todos de la ilusión óptica de la lechería ideal y del sólo ordenamiento del mercado, que es la fórmula que se dio en todos estos años y los resultados no son más que la retracción sectorial y el estancamiento al punto del abandono de muchos de los protagonistas fundamentales.
Elida Thiery
